De mi poemario Flor de la nada/El profeta
La noche, el día, las lentas horas
en las que se tejen los destinos…,
ahí reside el acaso o el nunca,
las palabras primeras, las últimas,
el giro confuso del sol poniente,
la inquietud donde anida el miedo
en la oscura suavidad de la noche.
¡No temas!
¿Quién eres!
En tu lenguaje habrá palabras
para designar tus temores.
Yo te devolveré el momento primero,
también el color de cada cosa.
Caminarás conmigo ebrio y asustado,
porque vamos al lugar recóndito
donde se encierra lo que eres y el vuelo fugaz de tu destino.