De mi poemario Recuerdos del Mañana, Bubok.
En el desierto, dicen, las arenas queman más que los recuerdos
y el aire de fuego abrasa con sola su mirada, ajeno al mundo.
Un tropel de dunas de hojalata camina ciegamente
dicen que hasta alcanzar el centro preciso del horizonte mudo
En la conciencia se guardan
febriles trinos del breve
pájaro de la memoria, siempre inquieto, siempre en fuga.